Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
23/06/2014
23/06/2014
La tristeza, el fracaso, la baja autoestima, la soledad o la impotencia por
la falta de apoyo son algunas de las consecuencias negativas en las personas o grupos
humanos que viven discriminación, exclusión y segregación por diversas razones,
tales como, la raza, situación económica, clase social, origen étnico, idioma,
religión, sexo, orientación sexual y aptitudes o habilidades ¿Cómo modificarlo?
¿Cómo puedo ser más inclusiva/o?
Si queremos un mundo más equitativo y más respetuoso frente a las
diferencias, en donde podamos beneficiarnos a través de una participación activa en la que se valore el
aporte de cada persona a la vida familiar, el trabajo y la sociedad, independientemente de nuestras características, será
necesario realizar acciones inclusivas en la familia y la sociedad desde la
educación.
La educación inclusiva permite desarrollar fortalezas y dones individuales,
con expectativas altas y apropiadas para cada persona; trabajar en objetivos
individuales mientras se participa en con otras personas; fomentar una cultura
escolar de respeto y pertenencia; aprender y aceptar las diferencias
individuales; desarrollar amistades con una amplia variedad de personas, cada
uno con sus propias necesidades y habilidades; apreciar las diferencias; y mejorar
las habilidades y conocimientos mutuos.
Socialmente, la educación inclusiva nos permitiría tener acceso a todos los
servicios sociales de calidad (salud, educación y vivienda, entre otros), a la infraestructura física (agua, servicios
sanitarios y transporte) y a los mercados de trabajo digno. En la familia, si nos
conducimos desde la inclusión, contribuimos con el desarrollo de habilidades y valores, tales
como, la tolerancia, el respeto, la comunicación asertiva y el aprovechamiento
de los recursos disponibles en la sociedad. En general procuraríamos nuestra
felicidad, pero cómo lograrlo.



Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
www.centroliber.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario