lunes, 28 de abril de 2014

¡ESTRÉS EN EL TRABAJO!

Marcos Eduardo Espinosa Díaz
Pedagogo
28/04/2014

Al término de una actividad laboral es probable que se hagan presentes y frecuentes algunos padecimientos como dolor de cabeza, resequedad en los ojos, agotamiento, taquicardia, opresión en el pecho, hipersensibilidad a los ruidos, olores o luces intensas, mareos, insomnio, contracturas musculares, tics, sensación de inseguridad, irritabilidad, aprensión, preocupación, etcétera. Pero ¿Cuál es la causa de estos síntomas y cómo podemos prevenirla en pro de un estado de completo bienestar físico, mental y social?

En el marco del 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) elabora y revisa anualmente una lista de enfermedades profesionales que incluyen desde las causadas por agentes químicos, físicos y biológicos hasta enfermedades de origen respiratorio y de la piel, trastornos del sistema osteomuscular, cáncer profesional y, desde el 2010, trastornos mentales y del comportamiento. Esto con la intención de promover el fomento de una cultura de prevención en materia de seguridad y salud para los empleadores y los trabajadores. (Oficina Internacional del Trabajo, 2010)

Desafortunadamente, las consecuencias negativas más comunes del estrés aún no son reconocidas internacionalmente dentro de este listado, aunque sí, por la misma OIT y la Organización Mundial de la Salud (OMS), como parte de los factores que impactan en la salud de la persona y su productividad. Es por esto que resulta importante dedicarle un tiempo para conocer ¿Qué es el estés? ¿Cómo impacta en el campo laboral? ¿Para qué tener presente las consecuencias negativas?

El estrés es un Síndrome General de Adaptación, es decir, es una respuesta fisiológica repetida y frecuente producto de una situación tensa, que ayuda a las personas a adaptarse. Por lo que, como decía Hans Selye, ‘algo de estrés es esencial y saludable; la cantidad óptima de estrés es ideal, pero demasiado estrés es dañino’. Por eso, este psicofisiólogo alemán distingue dos tipos: 1. el eutrés, un nivel de tensión óptima y necesaria para la vida, el crecimiento y la sobrevivencia; y 2. el distrés, un nivel de tensión dañina y patológica que destruye a la persona, es acumulable, mata neuronas del hipocampo, contribuye a producir patologías mentales, acelera el proceso de envejecimiento, etc. (S. de Camargo)

En el campo laboral, el estrés  comienza desde las propias exigencias y presiones de la actividad y se incrementa cuando no se ajustan por completo a los conocimientos y capacidades de la persona, abriéndonos un espacio para la adaptación. Desgraciadamente, y aunado a la frecuente hostilidad de los ambientes laborales y las relaciones que ahí se generan, este desequilibrio tiende a un nivel de tensión tan alto, que hace sentir a la persona angustiada e irritable, o tan bajo, que genera sensaciones de cansancio, depresión e intranquilidad. En general, las consecuencias de este distrés dificultan una buena toma de decisiones,  hacen disfrutar cada vez menos del trabajo, disminuyen el compromiso y la productividad y generan problemas físicos o psicológicos (como trastornos digestivos, cardiovasculares, músculo-esqueléticos, emocionales), así como propicia la incursión en actividades poco saludables como el consumo de tabaco, alcohol y drogas.

Conocer las consecuencias del distrés ayudará a que, en principio, «YO» identifique cuáles son las consecuencias negativas que estoy viviendo, después reconozca las situaciones laborales (o no) que me las están generando y proyectando a los diferentes ámbitos de mi vida (familiar o social) y, finalmente, elabore y elija las acciones que considere más adecuadas para adaptarme de diferente y mejor forma a éstas situaciones laborales, mismas que pueden ir desde generarme un ambiente diferente con aromas, retratos y música o capacitarme en conocimientos específicos de mi profesión o aclararme la función que tengo dentro del trabajo, hasta incursionar en otras actividades recreativas fuera de lo laboral o encontrar un acompañamiento profesional médico y/o psicológico.

Recuerda que el mayor problema que hay que atender no es el mecanismo natural de respuesta o estrés, sino las acciones que se deciden tomar de forma consciente o no al momento de adaptarse a una situación diferente o nueva.

Marcos Eduardo Espinosa Díaz
Pedagogo
www.centroliber.com 




REFERENCIAS
Leka, S., Griffiths, A., & Cox, T. (2004). La organización del trabajo: Estrategias sistemáticas de solución para empleadores, personal directivo y representantes sindicales. Serie protección de la salud de los trabajadores(3). Ginebra. Obtenido de http://www.who.int/occupational_health/publications/pwh3sp.pdf?ua=1
Oficina Internacional del Trabajo. (2010). Lista de enfermedades profesionales (revisada en 2010). Identificación y reconocimiento de las enfermedades profesionales: Criterios para incluir enfermedades en la lista de enfermedades profesionales de la OIT. Serie Seguridad y Salud en el Trabajo(74). Ginebra: Oficina Internacional del Trabajo. Obtenido de http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_protect/---protrav/---safework/documents/publication/wcms_150327.pdf
S. de Camargo, B. (s.f.). Estrés, síndrome general de adaptación o racción general de alarma. Revista Medico Científica, 17(2). Obtenido de http://www.revistamedicocientifica.org/index.php/rmc/article/viewFile/103/88


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