martes, 8 de abril de 2014

PERSONAS EN LA INFANCIA: SU CONDUCTA Y EMOCIONES

Diana Sánchez Mejía
Psicoterapeuta Infantil

24/03/2014
En nuestro periodo de infancia poseemos características naturales como la creatividad, espontaneidad, seguridad y sociabilidad, además de un sinfín de cualidades y habilidades que nos permiten desenvolvernos en nuestro entorno y resolver nuestras dificultades cotidianas. Sin embargo, ante la presencia de situaciones de vida inesperadas y la percepción de un mundo muy caótico a nuestro alrededor, las personas que hoy viven la infancia llegan a despertar emociones difíciles de comprender y manejar, tales como culpa, ansiedad, resentimiento o desesperanza.

¿Qué hacer ante la presencia de alguna conducta que refleje cambios o inestabilidad en ellas?

Las personas en este período de infancia intentarán lidiar contra las emociones que le son difíciles de comprender y manejar, con la intención de auto-protegerse, sin embargo, al no poseer las suficientes habilidades cognitivas para expresarlo de manera verbal, le hacen frente a las carencias e interrupciones del funcionamiento natural adoptando alguna conducta compensatoria que parece servirles para abrirse paso, tales como la inhibición, la agresión, demasiada inquietud, temores, fantasías o incluso reflejarlo físicamente. De ahí que la conducta que presenten será sólo la manifestación de algo que sucede en su interior y que tiene una mayor complejidad.

¿Qué hacer ante la presencia de alguna conducta que refleje cambios o inestabilidad en las personas que viven la infancia?

Desde la etapa de adultez que estás viviendo y te caracteriza,

1. Pon plena y honesta atención. Es decir, en lo que le sucede, en los cambios que manifiesta o incluso en lo que en ocasiones comunica de manera directa.  Es actuar con la consciencia e intención de comprender lo que pueda estar sucediendo en su mundo interior. La mera sensación de comprensión y acercamiento favorecerá en su relación la posibilidad de abrirse y expresarse, a su manera y con sus necesidades, sean cuales sean, disminuyendo en consecuencia su ansiedad y favoreciendo su comprensión de sí y su entorno.


2. Reflexiona sobre las posibles conductas y actitudes personales de quienes les brindan atención y cuidado. Puesto que éstas podrían estar siendo causantes de su sensación de vulnerabilidad. El entorno en el que se desenvuelve pasa a tomar una gran relevancia como fuente de influencia, más no determinante, de su desarrollo.


3. Haz algo al respecto. Toma consciencia de que, si las cosas no han venido funcionando de manea adecuada bajo una estructura o manera específicas ¿para qué seguir actuando de la misma forma si ello sólo producirá las mismas respuestas? Es aquí donde cobra importancia la puesta en escena de un plan de acción, la posibilidad de tomar riesgos e intentar nuevas formas o actitudes que, aunque al principio puedan resultar sin sentido o complicadas, a largo plazo pueden generar un ambiente más favorecedor para la persona, uno que le brinde la sensación de seguridad, confianza y estabilidad.

A pesar de que con los aspectos anteriores pueden lograrse cambios significativos durante su infancia, existen ocasiones en las que no resulta suficiente, siendo recomendable que, de manera complementaria, se busque un apoyo profesional que brinden asesoría o tratamiento específico para ella y su familia.

Diana Sánchez Mejía
Psicoterapeuta Infantil
www.centroliber.com 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario