Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
14/04/2014
Muchas personas que comparten la cama con la pareja, con algún familiar o
incluso con amistades, no logran descansar como les gustaría debido a la
peculiar forma que tiene la otra persona para dormir ¿te ha pasado que critiquen
o se burlen de tu forma de dormir? ¡Seguro que sí!
Dormir es algo de lo más normal. Es en este estado de reposo en el que ocurren
una serie de reacciones químicas dentro del cerebro que procuran la
restauración de sí mismo y del resto del cuerpo, siendo estás esenciales para permanecer
saludable, descansada y bien relajada al día siguiente. Pero en ocasiones existen
condiciones adversas que nos dificultan llevar a cabo este sueño reparador.
Roncar muy fuerte, “dejar de respirar”, dar patadas, hablar o levantarse por
alguna razón y seguir durmiendo como si nada de esto hubiera pasado, son
algunas de las quejas más comunes que la gente reporta de la persona que les
hace compañía al momento de dormir. Pero tal vez a ti podría pasarte que te
cuesta mucho trabajo conciliar el sueño, o te desvelas la mayoría de los días y
en tu familia te conocen como el del insomnio. Al final, importa poco con
cuáles te hayas identificado, muchas de estas conductas podrían sugerir una alteración en el ciclo del
sueño que requiere ser atendida, aunque común y malamente se normalizan e
identifican como una característica personal.
Si reflexionamos al respecto, podríamos asegurar que estas conductas no son
las más apropiadas para un buen descanso o sueño reparador, pues éste tendría
que ser fácil de conciliar y continuo, es decir, sin interrupciones a media
noche o durante madrugada, sin apnea o suspensión
de la respiración, sin pesadillas constantes, movimiento excesivo de las
piernas o articulación de palabras, y
mucho menos con desplazamientos y acciones. Todos estos son algunos síntomas de
los trastornos del sueño que requieren una atención en beneficio de la propia
salud.
¿Qué son los trastornos del sueño? Estos son padecimientos y síntomas que afectan de manera
importante el desarrollo del ciclo sueño-vigilia y a su vez el funcionamiento
mental, físico y emocional de la persona, es decir, son las conductas que
impiden el dormir adecuadamente y alteran el proceso de sueño.
¿Cómo identificarlos?
Insomnio: es la dificultad para poder quedase dormido. Regularmente se acompañado de estados de ansiedad al no poder conciliar el sueño hasta altas horas de la noche. Al día siguiente es común que la persona se siente fatigada debido a la mala calidad del sueño y la inhibición de los procesos restauradores para el cerebro y el cuerpo, como consecuencia.
Narcolepsia: son ataques de sueño repentinos durante el día donde la persona no tiene control, es decir, se queda dormida inesperadamente y pierde la fuerza muscular, puede llegar hasta tener caídas bruscas.
Pesadillas: Aunque todas las personas las hemos experimentado, llegan a representan un problema mayor y grave cuando éstas se dan con frecuencia y sin razón aparente. En algunas de las ocasiones, también pueden ser síntoma o reflejo de algún conflicto emocional.
Síndrome de las piernas inquietas: es el movimiento brusco y constante de las piernas, en donde es muy frecuente que la persona llegue a pegarse con los tubos de su cama o la pared según como se acomoden los muebles. También podría patearse una pierna con la otra sin darse cuenta.
¿Qué hacer si tengo alguno de
estos trastornos?
Acude con algún especialista o centro especializado en trastornos del sueño.
Algunas de las personas que podrían brindarte algún apoyo son aquellas que
se han especializado en la medicina, la psiquiatría, la neurología, la
psicología o la otorrinolaringología.
¿Cómo prevenirlos?
Una de las primeras acciones a realizar es la de modificar tus hábitos del
dormir, es decir, procurar la higiene de sueño mediante las siguientes acciones
generales:
1. Evita activarte un par de horas antes de ir a dormir con sustancias (café, refrescos de cola, chocolate, nicotina, entre otras), con ejercicio (principalmente aquellos cardiovasculares) y con luz (luz artificial, televisión, computadora).
1. Evita activarte un par de horas antes de ir a dormir con sustancias (café, refrescos de cola, chocolate, nicotina, entre otras), con ejercicio (principalmente aquellos cardiovasculares) y con luz (luz artificial, televisión, computadora).
2. Ve a acostarte muy relajada, evitando
situaciones de enojo o estrés.
Recuerda que mantener un proceso de sueño sano nos sirve hasta para tomar mejores
decisiones, y más asertivas, sentirnos más positivos y ayudar a resolver los
problemas de manera más creativa
¡Qué rico es dormir a gusto y sin interrupciones!
¡Qué rico es dormir a gusto y sin interrupciones!
Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
www.centroliber.com
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