domingo, 5 de octubre de 2014

AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL

Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
06/10/2014


Sabías que… Las emociones que más se reprimen son la tristeza y el enojo.
A diario experimentamos emociones que pueden llegar a estallar y la autorregulación es la mejor manera de evitarlo, pero ¿qué es esto de autorregulación emocional?
Para comenzar debemos establecer la diferencia entre reprimir o controlar emociones y autorregular emociones, ya que a menudo algunas personas los consideran semejantes. Reprimir o contener emociones, que pudieran considerarse como agresivas o que generan cierta sensación de desagrado hacia la persona misma, produce automáticamente un rechazo de lo que se siente, optando por no demostrarse el cómo se encuentra en ese momento. Entonces, es aquí en donde se  trata de controlar la propia conducta para comportarse como si estuviera en un estado de calma.
La autorregulación va más allá de “controlar” las emociones, es  tener la capacidad de serenarse ante la sensación intensa de enojo, tristeza, miedo, culpa o felicidad. Ésta hace referencia a darse el permiso de sentir todas las emociones y encauzarlas debidamente. ¡No te preocupes, no es tan difícil como lo imaginas, sólo ten la disposición y actúa! A continuación te propongo algunas sugerencias:

1. Reconoce la emoción que se estás sintiendo.
2. Reflexiona acerca de la situación por la que estás pasando.
3. Decide qué es lo mejor que puede hacer y qué necesitas para lograrlo.
4. Responsabilízate de lo que sientes.
5. Conecta tus creencias y valores para saber cómo actuar.
6. No sientas vergüenza de las emociones que aparezcan, mejor acéptalas como parte de lo que estás siendo frente a la situación.
7. Y, finalmente, muestra flexibilidad ante el riesgo de equivocarte.

De tal manera que autorregularse es «poder enojarse con la persona indicada, de la manera indicada, en el momento indicado». Una vez que lo has logrado podrás identificar muchas de las ventajas, tales como: adquirir mayor libertad de expresar honestamente lo que sientes y lo que piensas; aumentar la estima y la seguridad personal; sentir mayor confianza ante la agresión o violencia de otras personas, entendiendo que su opinión es externa y, por lo tanto, no te define; comenzar a regirte con base en tus valores, así experimentarás mayor satisfacción con tus decisiones; aprender a establecer límites cuando es necesario de manera diplomática sin violentar a otras personas.
Para terminar, te propongo este último ejercicio. Tómate un tiempo para observarte más allá de tu físico y reflexiones sobre qué tanto regulas tus emociones y cuáles han sido las consecuencias afectivas, sociales, cognitivas y fisiológicas, positivas y negativas, a las que te han llevado. 

Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
www.centroliber.com 


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