Nayeli Reyes González
Psicoterapeuta
¡La
adolescencia es la etapa de la vida más asombrosa!
Durante
este periodo las personas están llenas de energía, curiosidad y un espíritu que
no se extingue fácilmente. Además, con su creatividad, atrevimiento y
entusiasmo, estas personas pueden cambiarlo todo de una forma impresionante,
logrando que el lugar donde se encuentren se perciba como un lugar mejor,
no sólo para consigo, sino también para las quienes están a su alrededor.
La
adolescencia es el momento en el que la mayoría de las funciones físicas de una
persona están en plenitud (como la fuerza, reflejos, rapidez y memoria); es
cuando se disfruta más el cuerpo y sus movimientos; cuando la comida sabe
mejor; los olores se perciben más profundos; se le encuentra mayor ritmo a la
música y el amor se siente más intenso.
Las
personas en la etapa disfrutan y buscan situaciones que les hacen sentir
competentes e incluso, si éstas no existen, llegan a inventarlas, rompiendo las
ideas preconcebidas y logrando crear manifestaciones únicas acerca de casi
cualquier cosa. Es aquí donde verdaderamente se valoran aquellas actividades
que suponen un reto creciente y favorecen el desarrollo de sus habilidades:
disfrutan participar en deportes, aficiones, música y reuniones con sus amistades
porque esto es lo que permite crear una sensación de pertenencia y satisfacción.
Regularmente
este viaje se vislumbra por las personas adultas como agotador y confuso, en
vez de revitalizador y constante, ya que son las persona que viven la
adolescencia las que deciden incluirse en situaciones consideradas de riesgo
por diversas razones: por querer liberarse de un entorno aburrido y sin retos,
por el deseo de hacer cosas excitantes y peligrosas de las que pueden estar
orgullosos, o por probar sus habilidades en un contexto que supone un desafío.
Pero la realidad es que este momento es en donde se vuelven más fuertes e
independientes porque se trata de un periodo en el cual se muestran
espontáneas, creativas y llenas de ilusiones y deseos de cambiar aquello que
les desagrada; es la época de la vida en que se comparte todo lo que se posee
sin esperar nada a cambio.
¿Por
qué no miramos la adolescencia como un juego? Si lo hiciéramos nos daríamos
cuenta que las personas juegan con ideologías, juegan con la sexualidad,
juegan con pseudoadicciones (que cumplen para ellos la función de
diferenciarse del otras personas), juegan a tomar riesgos y juegan a ser
grandes, incluso antes de sentirse como tal.
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