Giannella Cerda Maynes
Psicóloga
En ocasiones, una persona puede presentar de manera repentina una sacudida rápida e incontrolable del cuerpo, a tal estado lo llamamos convulsiones. Durante éstas, los músculos se contraen y se relajan en forma repetitiva, y las causas pueden deberse a diversos factores, como es la elevación de la temperatura corporal, lesiones cerebrales, intoxicación, presión arterial elevada, o EPILEPSIA, a la cual nos remitiremos en esta ocasión.
Pero ¿qué es la epilepsia?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la epilepsia es un trastorno causado por un desequilibrio en la actividad eléctrica de las neuronas de alguna zona del cerebro. Como resultado de ello, el cerebro envía señales anormales que ocasionan convulsiones repetitivas e impredecibles, así como consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas.
Las crisis epilépticas por lo regular empiezan entre las edades de 5 y 20 años, pero pueden suceder a cualquier edad, e incluso puede que exista un antecedente familiar de convulsiones o epilepsia. Los síntomas varían de una persona a otra, así como el tipo de convulsión o crisis epiléptica dependerá de la parte del cerebro afectada.
Entonces ¿cómo se puede saber cuándo es epilepsia y cuándo no? Una herramienta que ayuda a confirmar o descartar la presencia de epilepsia en ti, en un familiar o en una persona conocida es a través del electroencefalograma (EEG) ¿has escuchado hablar de ello?
Un EEG es una es una exploración neurofisiológica que realiza mediante el uso de un equipo completo que ayuda a obtener la información de manera segura. Se pegan con colodión los famosos electrodos (pequeños círculos hechos de oro) en la cabeza, cerca de los ojos y boca, y se registra la actividad bioeléctrica cerebral en condiciones basales de reposo, en vigilia o sueño.
El EEG en vigilia se puedo aplicar estando en reposo o pidiendo a la persona que realice algunas acciones, como pestañear rápidamente, hacer un problema matemático, cerrar los ojos, pedir que respire de manera profunda y rápida (hiperventilación), pedir que mueva los ojos de un lado a otro, etc.; mientras el registro se va llevando a cabo.
En el EEG en sueño se pedirá que realice las mismas acciones previamente mencionadas antes de disponerse a dormir. Aquí el registro de ondas eléctricas es registrado durante toda la noche (en algunos lugares se pide a las personas llegar desveladas para poder hacer un EEG de sueño durante el día, el paciente se queda dormido y se registra de una a dos horas de sueño del paciente; sin embargo, lo ideal es tener un EEG de sueño de 8 horas, es decir, durante toda la noche, donde el cerebro venga en condiciones no alteradas de desvelo para observar sin sesgos el desarrollo eléctrico del cerebro).
De esta forma se puede lograr ver cómo se lleva a cabo la actividad bioeléctrica del cerebro durante la vigilia y durante las fases del sueño.
Con un EEG se logra visualizar el voltaje y frecuencia de las espigas epilépticas y se puede deducir el foco epiléptico, es decir, en que parte del cerebro se encuentra y confirmar esto con un examen de neuroimagen. Incluso se puede descartar la presencia de epilepsia y suponer otra afectación que pueda observarse en el registro. Cabe mencionar que ésta es tan sólo una herramienta básica de las muchas que existen para tener un diagnóstico certero, aunado a las revisiones y exámenes previos que debe hacerse toda persona que sospeche de alguna enfermedad o afectación.
Espero que esta pequeña embarradita te sea de utilidad. Te invito a cuidar de tu salud de la manera correcta, sin suposiciones, siempre cerciorándote que el diagnóstico de alguna alteración sea confiable y haya sido hecho con especialistas que apliquen diversos exámenes que lo comprueben.
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